Tipos de atención
La atención es un proceso cognitivo complejo, pero también de los más frágiles. Nos permite seleccionar la información relevante del entorno, filtrar estímulos innecesarios y dirigir nuestros recursos mentales hacia una tarea concreta. Sin ella, sería imposible aprender, trabajar o incluso mantener una conversación. Vivimos rodeados de estímulos que compiten constantemente por captar nuestro foco, por eso comprender cómo funciona la atención es esencial para gestionar mejor nuestro tiempo, energía y rendimiento.
La atención no es un fenómeno único, sino que adopta diferentes formas dependiendo de la situación, las demandas del entorno y nuestros objetivos:
- Atención sostenida
Es la capacidad de mantener el foco en una actividad durante un periodo prolongado, resistiendo la tentación de distraernos. Por ejemplo, permanecer concentrado leyendo un capítulo de un libro sin distraernos con el móvil o leer un informe de trabajo.
Esta forma de atención es fundamental para tareas que requieren persistencia y resistencia mental, como estudiar para un examen o realizar trabajos creativos. Sin embargo, mantener la atención sostenida durante mucho tiempo puede generar fatiga cognitiva, por lo que se recomienda hacer pausas breves cada 45-60 minutos para recuperar energía mental.
- Atención selectiva
Consiste en centrarnos en un estímulo concreto mientras ignoramos otros que intentan captar nuestra atención. Por ejemplo, escuchar atentamente al profesor mientras tus compañeros hablan o concentrarte en una conversación en un café lleno de ruido.
La atención selectiva es clave para el aprendizaje y la comunicación eficaz. Nuestro cerebro actúa como un filtro, priorizando la información más relevante según nuestros intereses o necesidades. Sin embargo, cuando estamos cansados o estresados, este filtro se debilita y nos volvemos más vulnerables a las distracciones
- Atención dividida
Implica repartir nuestros recursos atencionales entre dos o más tareas al mismo tiempo. Un ejemplo clásico es conducir mientras mantenemos una conversación o cocinar mientras escuchamos un pódcast.
Aunque la multitarea parece una habilidad deseable, diversos estudios muestran que reduce la eficacia y aumenta la probabilidad de cometer errores. Nuestro cerebro no realiza dos tareas complejas de forma simultánea, sino que alterna rápidamente entre una y otra, lo que fragmenta la atención. En consecuencia, rendir de forma secuencial suele ser más productivo y menos estresante. - Atención alternante
Es la capacidad de cambiar el foco de una tarea a otra de manera flexible y rápida, sin perder el hilo de lo que se estaba haciendo. Por ejemplo, interrumpir la redacción de un correo electrónico para responder una llamada y luego retomar el mensaje sin confundir ideas.
Esta habilidad resulta esencial en entornos laborales dinámicos o cuando se gestionan múltiples responsabilidades. Una atención alternante eficaz requiere memoria de trabajo sólida y organización mental, ya que el cerebro debe mantener la información relevante mientras cambia de contexto.
La atención es flexible y se adapta a las demandas de cada situación y lo que necesitamos en el momento. Es entrenarle y adaptable y al igual que los músculos, mejora con la práctica y de debilita con el desuso o el exceso de estímulos.
Para mejorar nuestra atención es necesario entrenarla de forma consciente. Podemos hacerlo a través de hábitos simples pero consistentes, como realizar descansos breves, reducir las distracciones o practicar ejercicios de concentración. Además, algunas estrategias adicionales que pueden ayudarnos a fortalecerla son:
Establecer rutinas y horarios de concentración sin interrupciones.
- Eliminar distractores externos (notificaciones, ruidos, redes sociales).
- Practicar la atención plena, que entrena la mente para permanecer en el presente.
- Realizar descansos breves y conscientes para evitar la sobrecarga mental.
- Dormir adecuadamente, ya que la falta de sueño afecta directamente a la concentración y la memori
Identificar nuestras fortalezas y debilidades atencionales puede ayudarnos a desarrollar estrategias más eficaces de estudio, trabajo o de organizarnos en nuestra vida cotidiana.

